by ncaresano | May 16, 2018 | #inspirationworking
Rodrigo Gutiérrez (@rguuti) empezó su carrera como creativo publicitario, pero no tardó en darse cuenta de que quería poner toda su energía creativa en crear sus propios proyectos. Primero emprendió a la par de su carrera publicitaria —en la que trabajó en el área digital. Hoy por hoy se dedica plenamente a sus emprendimientos (ya va por su cuarto proyecto, una app para alquilar wi-fi). Charlamos con él y nos contó cómo fue su historia, cuáles fueron sus mayores desafíos y qué rol tuvo el networking en su carrera como emprendedor.

Qroom es uno de los últimos proyectos de Rodrigo. Foto: Qroom.
¿Cómo era antes tu historia y cómo es ahora?
Si bien hice la Escuelita de Creativos y estudié ahí publicidad, podría decir que casi ni estuve en el palo publicitario tradicional. Cuando todavía trabajaba en una agencia, empecé en paralelo mis primeros emprendimientos. Uno era una red social donde los publicitarios podían conocer las últimas tendencias de la industria. Estuvo activa hasta el 2015. Otro fue weetsale, un emprendimiento de ventas en Twitter. Por eso podría decir que estuve poco en agencias de publicidad, pero sí en comunicación política. Yo pasé brevemente por ahí, y emprendiendo le encontré otra veta a esa producción de ideas, la de mezclarlas con la construcción de un negocio.
¿Qué aprendiste en el camino?
Como te decía, un poco la dirección de mi carrera fue de pensar ideas en agencias a también pensar ideas que tengan un potencial negocio. En este sentido, aprendí que más allá de tener una buena idea tenés que tener un buen modelo de negocio, porque cuando le cuentes tu idea a un inversor, lo que más le va a interesar es ver la rentabilidad, la capacidad de la idea de convertirse en un negocio rentable. También aprendí lo importante que es tener un buen equipo y una buena red de contactos.
¿Qué le aconsejarías a los que recién están empezando su emprendimiento?
Que pongan mucho pulmón porque esto lleva mucho tiempo, mucho trabajo y mucho esfuerzo. No hay que rendirse. Capaz que lo más importante para lograr esto es tener presente que los niveles de ansiedad que se manejan cuando emprendés son tremendos. Un mes estás muy arriba y sentís que tu emprendimiento es lo mejor, y al otro día no le encontrás la vuelta y te parece que es horrible. Así que convivir con la frustración y manejar la ansiedad son cosas clave. También les aconsejaría que tengan paciencia y perseverancia. Si no es el proyecto que tenés entre manos, va a ser otro. Hay que ser humilde en este sentido. Yo ya voy por el cuarto. Así que ser humilde, tener perseverancia, darle para adelante y hablar con muchas personas.
¿Qué importancia tuvo el networking en tu desarrollo?
El networking como instancia de feedback fue fundamental. La red de contactos siempre me dio muchas devoluciones que me enriquecieron un montón. Si bien salí de un mundo (el publicitario) donde abrirse a contar las ideas era visto como algo amenazador, tomé la dirección contraria y me puse a contar mis ideas, a pitchearlas constantemente. Me di cuenta de que si me abría a los otros, recibía mucho más que si me guardaba y no contaba nada. Porque la verdad es que uno construye a partir de un punto de vista, y se enfoca en eso, y esa no es siempre la forma. Por eso el networking tiene un factor de apertura, y por eso me dediqué durante estos años a recorrer espacios de networking y contar mi proyecto y nutrirme de las devoluciones. Así fue como pasé por eventos como Endeavor o Red Innova para hablar con personas, contar mis ideas a inversores y repartir tarjetas. Pitcheando de esta manera conseguís muchas cosas, porque aun si no llega el financiamiento para tu proyecto, aprendés tips de cómo pitchearle mejor al siguiente inversor.
¿Cuáles fueron los factores claves en tu crecimiento?
Un factor clave para nosotros fue la invitación a participar del SXSW 2017. Este evento fue un salto enorme, ayudó muchísimo al crecimiento del emprendimiento. Cuando llegamos allá con Qroom no teníamos nada desarrollado. Sólo la idea, algunas presentaciones y la web. Fuimos con cero expectativas y terminó siendo un viaje increíble, una validación personal y profesional. Allá conseguimos muchos contactos y nos encontramos con muchos inversores. Hicimos muchísimo networking también. Había varios eventos que eran casi sólo de networking, no había presentadores ni nada por el estilo. Cuando volvimos a Buenos Aires nos trajimos muchísimo. Juntamos un fondo para volver a Estados Unidos y pasar seis meses allá, que es lo que te da el visado que pretendíamos. Fue en el segundo mes de ese viaje cuando largamos la app.
¿Qué herramientas que te resultaron útiles podrías recomendar?
Hay un libro que me parece la biblia de los emprendedores: Lean Startup. Hay mucho para aprender ahí. Es un libro que genera movilización porque habla de salir a probar las cosas, del MVP, de no esperar a tener todo listo para emprender, de salir a testear rápido. Otra lectura que fue como una herramienta para mí es el blog de Paul Graham. La literatura de negocios en general es una recomendación que hago, porque viniendo de una formación diferente a la de los emprendedores, me sirve muchísimo.
by ncaresano | May 2, 2018 | #inspirationworking
Gabriela tenía apenas 19 años cuando empezó a trabajar en Personal. Un día, una amiga suya la invitó a una entrevista de grupo que estaban haciendo en la ciudad donde vivía. “Es una empresa que recién está desembarcando acá”, le dijo. Sin muchas expectativas, Gabriela la acompañó. Fue a la entrevista sin preámbulos, casual, improvisada (sin siquiera estar vestida para la ocasión). A la semana la llamaron y entró a trabajar.
Así fue como Gabriela empezó su carrera en el grupo Telecom. Desde cero, en el call center. De la atención al cliente Gabriela pasó a trabajar en posiciones de liderazgo en Recursos Humanos. Más adelante, saltó a diferentes gerencias que ocupó en su carrera. En algún punto, su trayectoria fue como un giro desde la atención al cliente hacia la preocupación por las personas. En febrero de este año se desvinculó de la empresa para perseguir otros proyectos que la apasionan. Enérgica y ambiciosa, va en busca de nuevos horizontes que le permitan seguir creciendo. Aunque crecer, para ella, no se limita a subir escalafones del mundo corporativo.
¿Cómo era tu historia antes y cómo es tu historia ahora?
Empecé a trabajar en Personal cuando Personal todavía no se llamaba así. Era la Compañía de Comunicaciones Personales del Interior. Yo era una estudiante casual, improvisada. Fui a una entrevista de grupo y quedé.
A lo largo de todos estos años fui subiendo por la escalera del mundo corporativo. Pasé por diferentes puestos gerenciales y terminé en una gerencia ejecutiva —una gerencia que tiene a cargo otras gerencias— de Gestión de Talento & People Caring, que en líneas generales se ocupa de implementar procesos para las áreas de Cultura, Capacitación, Clima, Gestión de Cambio, Cultura organizacional y liderazgo, entre otras cosas. Ahora me acabo de ir de Telecom. Quizá la constante en mi historia es que siempre quise construir mi camino y no dejar que se hiciera como por azar.
¿Qué aprendiste en el camino?
Entendí el concepto de crecimiento de una nueva manera. Para mí, el crecimiento no es solamente ir para arriba. Es también ir hacia los costados, expandirse a uno mismo, poder captar todas las áreas donde uno es talentoso y donde puede aportar valor y, a partir de ese entendimiento, pasar a la práctica. Crecer es no limitarse, es amplificar las propias pasiones y aportar en todo lo que a uno le suena.
Aprendí también que las capacidades técnicas son importantes y cuentan en el día a día para hacer las tareas operativas o funcionales, pero que la inteligencia emocional, las capacidades actitudinales son mucho más importantes. Uno trabaja con personas, y con las personas no hay límites.
¿Qué aconsejarías a quienes recién están empezando sus carreras?
Que hay pongan excusas. Las excusas no existen. En realidad, estar estancado es solamente una sensación. El estancamiento no está afuera, está en uno. Lo que tiene que saber la persona que está empezando es que no hay excusas para crecer, para desarrollarse, para lograr lo que se quiere. Y que uno se reinventa muchas veces. Siempre hay oportunidades, adentro o afuera de la empresa, y siempre, siempre, siempre se sigue aprendiendo.
¿Qué importancia tuvo el networking en tu desarrollo?
Para mí siempre fue muy importante poder ir a buscar lo que quiero y no quedarme sentada esperando a que eso llegue. En ese sentido, el networking me parece fundamental. Es como un abridor de caminos. No sólo me ayudó para ir encontrando nuevos espacios dentro de la empresa en la que desarrollé mi carrera, sino que también armó la base de contactos personales con la que me muevo hoy en día, afuera de la empresa. El networking que hice fuera de la empresa es el que hace que se muevan todos los proyectos que tengo desde que me fui de Telecom.
Por otro lado, el networking también me ayudó para poder ver cómo los demás me veían a mí misma. En este abrir puertas, encontrarse con personas, se da como un proceso de calibración donde uno logra una mirada más adecuada sobre sí mismo a partir de lo que le devuelven los demás. Este aspecto del networking me parece fundamental para cincelar cualquier carrera, para darle toques, correcciones.
¿Cuáles fueron los factores claves en tu crecimiento?
La honestidad profesional fue el más importante de todos. Haber dicho siempre lo que pensaba, aun en los casos en los que eso podía causar ciertas incomodidades. Encontrar la manera de decirlo —decirlo con tacto, con registro del contexto. La honestidad profesional también es elegir lo que querés: hacer un camino desde la indagación, desde lo que te moviliza.
¿Qué herramientas te sirvieron y podés recomendar hoy en día?
Como te decía, buena parte de lo que considero honestidad profesional es aprender a interactuar con el otro —encontrando la manera más comprensiva de hacerlo. El trato con las personas fue un eje en mi carrera, y por eso una herramienta que me sirvió muchísimo fue la certificación como Coach Ontológico que hice en el 2004 y que me mostró lo poderosa que es la herramienta de la palabra como generadora de realidades. Desde ahí pude ver cómo comprender mejor a las personas, resignificar la escucha y darle otro valor a las conversaciones. Es un camino con grandes herramientas conversacionales y transformacionales que reinventó mi manera de comunicarme.